Desde la perspectiva del Zen, no se busca evaluar un diseño como bueno o malo. Como en toda la cultura oriental, pensando en el concepto del Yin y el Yang, podemos pensar que no existen verdades absolutas ni juicios finales, solo se busca exaltar las características de cada parte. Por lo tanto las enseñanzas del Zen para el diseño se basan más en cualidades deseables del todo que mejoran la relación del sujeto con el objeto. Algunos de estos principios son:
Simplicidad (Kanso)
Uno de los principios claves del Zen, estipula que la belleza y la elegancia no se encuentra en la opulencia o la profusión sino en el saber omitir. Muchas veces el diseñador tiende a buscar constantemente agregar más al producto, más funciones, más partes, más accesorios. Como lo dice el Dr. Koichi Kawana, la simplicidad significa lograr los mejores resultados usando los mínimos medios. Cuando un producto puede generar un alto impacto a partir de elementos sencillos y mínimos pero trascendentes, se puede decir que el diseño tiene un gran valor desde la perspectiva Zen.
Naturalidad (Shizen)
La estética Zen siempre esta orientada en cierto modo hacia la restricción. En cuanto a esto el concepto de Shizen hace referencia a la búsqueda de diseños “no muy elaborados”. Esto no debe confundirse con que no se tenga un trabajo arduo de diseño detrás del producto. Es más, el diseño que aspira a la naturalidad puede ser más difícil debido a las limitaciones que implica el evitar el exceso. En la naturalidad se busca poder mantener la atención de aquel que percibe el objeto. De cierta manera podríamos relacionar esto con la Gestalt y el concepto de la pregnancia de la forma. Las formas simples, “puras” mantienen nuestra atención y evitan lo superfluo.
Elegancia (Shibumi)
Según los japoneses, el exceso y la ornamentación no requieren verdadera creatividad o pensamiento. Ellos encuentran la belleza y la elegancia en la refinación sutil. En cuanto al diseño, se busca que los elementos particulares no den toda la información sino que la unión de los elementos y la información sutil que proveen todos ellos generen el reconocimiento y entendimiento. Si fuéramos a aterrizar esto al diseño del producto podríamos pensar en las funciones comunicativas del producto. Es realmente necesario poner señales textuales o simbólicas de una función si podemos utilizar modos más sutiles de comunicar como lo puede ser una textura o una configuración formal.
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