Fueron dos las preguntas que este hombre intento responderse y en su afán de hacerlo encontró la iluminación. ¿Qué es el hombre? ¿Y cómo debe vivir el hombre?
El buda, un hombre de la india que decide abandonar las materialidades del mundo, decide practicar yoga como una herramienta que en su naturaleza, va destinado a concentrar el espíritu en un solo punto: la realización de la serenidad a través de la meditación en posición sedente. Para el yoga sus métodos de práctica, se reducían a las privaciones de alimento, ayunos, a ciertos votos como por ejemplo permanecer largo tiempo de pie sobre una sola pierna. A través de esta ascesis y de toda una serie de ejercicios, el yogui se entrenaba a la indiferencia ante los estímulos del exterior y al control del menor movimiento de su propio espíritu.
Tras de años de practicar el yoga, de visitar a los sabios y santos, de recorrer el país de esquina a esquina y de abandonar las necesidades humanas se dio cuenta que el yoga no pudo resolver las dos preguntas que motivaron su estilo de vida así que Buda abandonó el ascetismo, se sentó tranquilamente, cruzó las piernas y controló su respiración. Durante el amanecer del octavo día de Zazen alcanzo un nivel superior de conciencia al ver el resplandor de una estrella. Se convirtió en Buda, aquel que se ha iluminado, el que se ha despertado. Buda encontró su verdadera naturaleza en el universo y una regla de existencia para todos los hombres.
Tras el zazen que es el uso del zen, que a su vez es la unión del taoísmo chino y el budismo mahayana, busca conseguir una comprensión directa de la realidad (de la vida). Fue difundido durante el Siglo VI desde la India a China donde se le consideró como "lo que apunta directamente al corazón del hombre".
Comunicar sentimientos incomunicables con la palabra como una simple sonrisa, evitar los extremos donde se pierde cualquier conexión con los placeres y por otro lado donde se abandona al disfrute de los mismos. Experimentar las realidades cotidianas de forma objetiva, tales como son, y no como nos gustaría que fueran, la recuperación de la simplicidad y sencillez, hallarlo todo al perderlo todo, detener el intelecto y la imaginación para poder experimentar las realidades concretas como son realmente. Liberarse del yugo de los conceptos, encontrar el entusiasmo en la riqueza del vacío y despertar el sentido innato de la existencia, son los objetivos que intenta alcanzar el budismo zen.
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